Rico manjar abundante en
nuestra tierra. Son las pinzas del único cangrejo violinista que vive en Europa.
Aunque vivan en una zona más amplia son especialmente sabrosas y abundantes en
la costa atlántica andaluza y en el Algarve portugués.
En España se las conoce
más por el apelativo «Boca de la Isla» que por el resto de nombres con el que
las bautizan: Barrilete, cangrejo violinista o su nombre científico Uca
Tangeri.
Es un marisco de los
denominados finos, su exquisitez, blancura y gran fineza al paladar, mucho más
que cualquier pata o boca de otros tipos de cangrejos. Su precio así lo
demuestra, en la fecha del artículo se vendía a 75,00€ el kilo en bares o
restaurantes. Es un cangrejo que dispone de dos pinzas para facilitar su alimentación
como todos, pero a diferencia de los demás, y solo el macho, tiene una de ellas
enormemente desarrollada, precisamente esa gran pinza es la única parte
comestible de este marisco.
El mariscador los captura
con sumo cuidado, le arranca la pinza grande y lo suelta de nuevo porque es un
cangrejo que tiene la propiedad de regenerar el miembro arrancado en la próxima
muda. Con el nuevo caparazón lo vuelve a reponer, eso sí, quedará de tamaño
pequeño y le servirá para alimentarse mientras que la qué le dejaron se va
desarrollando hasta adquirir el tamaño grande, de «violín».
Son complicados de
recolectar, ya que hacen unos orificios perfectamente redondos, prácticamente
de su tamaño, pero con una profundidad que se acerca al metro, por lo que
implica que el mariscador tenga que introducir el brazo entero en el fango y de
manera rápida para su captura. Esa enorme pinza le sirve, además de para
pavonearse o hacerse valer ante otros machos, para arrastrar y taponar la boca
de su casa con unas bolas de fango que elabora para preservar su casa cuando
suben las mareas.
RECETA:
Éste marisco se prepara muy fácilmente.
· Se pone agua a hervir en una olla, algo mayor de la que realmente necesites para la cantidad de bocas que vayas a cocer, con la única finalidad de evitar que el agua salada rebose en su hervor.
· Se le agrega unos buenos puñados de sal, ella va a tomar la que necesite, eso sí, si es posible, la sal de nuestras salinas, hay alguna que aún la venden al público y son de extremada calidad, además de promocionar lo nuestro. Yo siempre la compro en la salina San Vicente.
· Mientras tanto, se procede a enjuagar el marisco para quitarles los restos de marisma que traigan (fango, pelillos,...).
· Cuando el agua rompa a hervir se echan las bocas y se espera unos tres minutos, más o menos hasta que vuelva a hervir el agua.
· Se extraen y se enfrían poniéndolas en una salmuera de agua con hielo.
· Se pone agua a hervir en una olla, algo mayor de la que realmente necesites para la cantidad de bocas que vayas a cocer, con la única finalidad de evitar que el agua salada rebose en su hervor.
· Se le agrega unos buenos puñados de sal, ella va a tomar la que necesite, eso sí, si es posible, la sal de nuestras salinas, hay alguna que aún la venden al público y son de extremada calidad, además de promocionar lo nuestro. Yo siempre la compro en la salina San Vicente.
· Mientras tanto, se procede a enjuagar el marisco para quitarles los restos de marisma que traigan (fango, pelillos,...).
· Cuando el agua rompa a hervir se echan las bocas y se espera unos tres minutos, más o menos hasta que vuelva a hervir el agua.
· Se extraen y se enfrían poniéndolas en una salmuera de agua con hielo.
Presentar en plato y
degustar con una copita de manzanilla o vino fino de la tierra.
Pero si quieres degustarlas
a la antigua usanza, aún puedes hacerlo. Aunque ya quedan pocos vendedores
ambulantes de mariscos, aún quedan. En la Isla entre otros están "Los
Fatiguita" y "Los Boquilla", los fatiguita, que yo sepan venden
en Cádiz, los he visto en varias ocasiones por la plaza de Mina y los boquilla,
en la persona de Juan, lo podéis encontrar en la Gran Vía los fines de semanas.
Ahora ya solo queda
recomendar a los que vengan de fuera… No se vayan sin probarlas y a los
lugareños, disfrutemos de nuestra gastronomía.
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