sábado, 17 de marzo de 2018

Yo estuve allí




Hoy estuve allí. Volví a sentir sensaciones vividas hace algunas décadas. Cuando hubo que luchar en la época final del Régimen y principios de la democracia para conseguir tantos derechos que nos habían sido arrebatados. En aquella ocasión fue duro, muy duro; pero allí estábamos, a pie de calle contra los grises, cuando cualquier reclamación suponía enfrentarte a balas, pelotas de goma y botes de humo, mientras las mujeres desde las azoteas apoyaban como podían. Hoy, esos mismos hombres y mujeres volvieron a salir a la calle para luchar de nuevo por uno de esos derechos, robado nuevamente.

La pensión es un derecho por el que durante muchos años, más de 40 en la mayoría de los casos, hemos estado cotizando. Era algo conseguido, algo sagrado, que estos dirigentes no han dudado en esquilmar, y lo que es más grave, cavado la fosa para su enterramiento definitivo. Según ellos justificado porque no hay suficiente empleo, pero el empleo no es el motivo, ya que con los avances tecnológicos y con la robotización cada vez iremos a tasas de desempleo más grandes. Algo tendrán que pensar, que para eso les pagamos, porque es lo menos que se merece una persona que ha cumplido con el estado durante toda una vida, tener una jubilación decente que le permita vivir dignamente.

Hoy han vuelto a aflorar sensaciones, alegría de ver como los que tantos luchamos aún tenemos fuerzas para estar ahí; muchas personas mayores, algunos muy mayores, han acudido contra viento y marea a defender sus derechos. Pero también ha aflorado la tristeza, tristeza porque la inmensa mayoría eran eso, mayores, mientras que los jóvenes y menos jóvenes no hacían acto de presencia en la misma; cuando realmente pueden ser los más afectados por la pérdida de las pensiones. Pérdida de pensiones que habría que sumar al resto de derechos ya sustraídos: contratos decentes, convenios colectivos, derechos laborales, derechos a vivienda digna, sanidad pública, libertad de expresión, derechos de reunión y otros tantos.

Y por otra parte también me ha causado tristeza el ver como de lo que tenía que haber sido una gran manifestación, por afán de protagonismo de unos y otros, se haya dividido en dos más pequeñas.

Hoy ha sido uno de esos MOMENTOS. Queda mucho por hacer y para ello tenemos que estar todos juntos, porque no recuerdo ningún derecho que se haya conseguido nunca sin lucha. Espero veros en la próxima.