Amanece un nuevo día, si cabe más especial que el anterior, y hoy he decidido ponerme guapo. Me siento al borde de la cama, frente al armario, y armado de paciencia ya que las prisas nunca fueron buenas consejeras, miro que ponerme.
Recorro con la memoria de lado a lado y hay tanto donde elegir, y tanto que tirar... más que tirar, son prendas que nunca tenía que haber comprado. Algunas ni las estrené… Es más... me hago de una bolsa resistente y la colocó entre el armario y yo con la intención de desprenderme definitivamente de algunas de ellas.
Observo una que me puse muchas veces, demasiadas quizás, un pantalón hecho con mucha testosterona y una camiseta psico que siempre me aconsejaba cambiar al otro. ¡A la bolsa! A su lado veo unos chinos, realmente nunca me gustaron, hechos de soberbia, y una camisa realizada con tela de impaciencia occidental, de esas que no te permiten contar hasta diez antes de responder y que tantos problemas innecesarios generó. ¡A la bolsa! Más a la derecha veo un traje azul, de esos que cuando te lo enfundas te convierten en un... prepotente, sí, de esos que solo te sirven para menospreciar todo lo externo a ti. ¡A la bolsa!
A veces ves muy claro cuáles tirar, otras no tanto, tendré que seguir haciendo limpieza.
Hoy me pondré ese conjunto que está más a la izquierda, es el más viejo, el que aún estando algo descolorido mantiene las raíces intactas, de siempre fue el que mejor me sentó. Un pantalón hecho de amor remendado con mucha ternura, con mucha comprensión. Una camiseta hecha de una tela especial, de paciencia le llaman, mezclillada con mucha empatía. ¡Es mágica! Cuando te la pones ves todo de color real: ves las razones por las que el otro tiñe sus vestimentas, sus gustos, su particular visión de las cosas pero sobre todo... te deja ver y valorar a aquellos que decidieron hacer parte del camino contigo.
A pesar del calor, el camino es pedregoso y amenazante, cogeré este paraguas, viejo también, hecho de resiliencia y con un mango realizado con una madera noble, de esas que le llaman perseverancia, no sé si la conocen.
Creo que mejor no puedo vestirme para realizar el largo camino que aún tengo por delante. ¡Queda tanto por hacer!
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